Ha sido la mujer más excepcional del siglo XX y de la historia de la Ciencia. Con el descubrimiento del radio, esta investigadora de origen polaco, abrió el campo de la física nuclear y la terapia del cáncer.
Mania Sklodowska, nació en Varsovia el 7 de noviembre de 1867, y murió en Sallanches, el 4 de julio de 1934. Marie demostró poseer una excelente memoria y una gran capacidad de estudio, era amante de la lectura, la historia natural y la física; soñaba con realizar una carrera científica, un sueño inconcebible en aquella época para una mujer, más aún en su país, pues las universidades estaban prohibidas para las mujeres. La precaria situación económica que a Marie le tocó vivir en su país, se debía a las represalias políticas que afectaban a su padre.
En los años de estudiante en la Universidad de la Sorbona, un amigo polaco le presenta a un joven tímido y reservado, era Pierre Curie, librepensador conocido por sus trabajos sobre cristalografía y magnetismo, se convertirá en su esposo el 26 de julio de 1895, y Pierre y Marie celebraron su unión con una sencillez casi franciscana, ni fiesta, ni alianzas, ni vestido blanco. Los Curie tuvieron dos hijas, Irene y Eva. La primera seguiría los pasos de sus padres y recibió el Premio Nobel de Química. La segunda fue periodista.
Durante muchos años, trabajaron con esmero y tras descubrir el denominado polonio en las fracciones del bismuto, pero los esfuerzos de búsqueda y el modo de hacer ciencia tanto de Marie como su esposo Pierre, fueron premiados por el éxito. El 26 de diciembre del mismo año 1898, los dos investigadores y su ayude Gustave Bémont, anunciaron a la Academia de Ciencias un hallazgo aún más importante: en las fracciones que contenían bario acababan de verificar la presencia de un elemento mucho más activo que todas las sustancias conocidas, el elemento cuyas huellas habían seguido incansablemente durante casi cuatro años, el radio. Convencida del gran avance médico que supondría la aplicación de los rayos X, en la localización de balas y fracturas de los heridos, Marie crea una escuela de enfermeras radiólogas y hace instalar los equipos radiológicos, en los mismos hospitales de campaña.
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Fotografía perteneciente al contenedor de imágenes de Google. Código: Marie_Curie_c1920.jpg |
El punto en común más relevante del matrimonio Curie es una tenacidad fuera de lo corriente. Sobre todo teniendo en cuenta que sus condiciones de vida son deplorables y, a pesar de las dificultades que encontraban para obtener préstamos, los Curie se negaron a registrar una patente, que les hubiera protegido económicamente, porque les parecía prioritario que cualquier científico francés o extranjero pudiera buscarle aplicaciones a la radiactividad. En 1903, recibió junto con su mujer y Henri Bequerel el Premio Nobel de física por haber descubierto la radiactividad natural y, caso único y excepcional en la historia, por segunda vez recibe el Premio Nobel en 1911, por su descubrimiento del peso atómico del radio.
Tras la guerra, en 1921, y ya con renombre y reconocimiento internacional por sus enormes méritos, Marie se dedicó a dar conferencias sobre el radio por todo el mundo, con un éxito inusitado. Estuvo en Madrid en tres ocasiones, la última en 1933, un año antes de su muerte, cuando disertó en la Residencia de Estudiantes sobre el porvenir de la cultura. Unas circunstancias que convirtieron, a quien podemos considerar como madre de la Física Nuclear, en una mujer enferma, agotada y con las manos quemadas por el manejo de tan dañinos materiales.
Ninguna familia ha sido capaz de reunir más premios Nobel entre sus componentes, los resumimos indicando que, los dos primeros son de Física, lo reciben Marie y Pierre Curie en 1903. El segundo es de Química, lo recibe en solitario Marie Curie en 1911. Los dos siguientes, cuarto y quinto, también en Química, lo reciben su hija Irene Curie y su esposo Fréderic Joliot en 1935. El sexto y último, por ahora, el Nobel de la Paz, lo recibió Henry Labouisse en 1965, esposo de Eva, la segunda hija de Marie y Pierre. Seis premios Nobel en una sola familia y en poco más de 60 años. Absolutamente increíble.
Marie Curie, después de quedarse ciega, murió a los 66 años, de anemia aplástica, en Julio de 1934, debida a su exposiciones a las radiaciones. ironías tiene la vida, desde 1995, y bajo la ilustre cúpula del Panteón de París, junto al escritor Victor Hugo o el político Jean Jaurès, reposan ahora los restos de Marie Curie y de su esposo Pierre. Valiente mujer de ciencias, humanista y tenaz, con el descubrimiento del radio, esta investigadora de origen polaco, abrió el campo de la física nuclear y la terapia del cáncer, trabajos que le costarían la vida.
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