A mediados del jurásico, estos reptiles llegaron a eclipsarse.
En el periodo carbonífero, hace unos 300 millones de años, los antepasados de los actuales mamíferos no representaban mas que un centelleo en el ojo de los antiguos reptiles. La Tierra, por entonces, estaba prácticamente cubierta por mares calidos y poco profundos, y el clima era extremadamente caluroso, húmedo y sobre todo constante. Entre los reptiles del carbonífero, una línea auguraba ya los reptiles tipo mamífero, los Sinápsidos que floreció y dominó a la fauna de reptiles del Pérmico y principios del Triásico, hace 280-210 millones de años. Estos animales pasaron de un voluminoso molde de reptil a un diseño más airoso que presagiaba los primeros mamíferos. Los primeros sinápsidos como los pelicosaurios, algunos con espectaculares crestas dorsales, colonizaron los deltas cálidos y húmedos de grandes ríos, estos se extinguieron a finales del Pérmico, dejando paso a sus sucesores los terápsidos, que son los antecesores directos de todos los mamíferos.
A finales del Triásico, se produjo el rápido auge de los dinosaurios, que en el Mesozoico (225-65 millones de años) casi aniquilaron a los anteriores mencionados sinápsidos debido a su superioridad competitiva. Mientras las grandes moles de reptiles dominaban la Tierra con sus robustas mandíbulas preparadas para morder, su caminar erecto balanceando su mole sobre cuatro patas, los terápsidos llegaron a dominar el planeta hasta mitad del Triásico. La historia volvía a repetirse, y 55 millones de años después, a mediados del Jurasico, y tras una decadencia lenta, estos reptiles llegaron a eclipsarse. Sin embargo, habían sido suficientemente astutos como para dejar como testigo a unos seres diminutos, similares a musarañas, que tuvieron que esperar 150 millones de años hasta que desaparecieron los arrolladores y gigantescos dinosaurios para hacerse los dueños y señores del mundo. Estos pequeños reptiles tipo mamífero que evolucionaron en el periodo Triásico y se convirtieron en auténticos mamíferos, los primeros de los cuales tenían 5 cm. de longitud, eran nocturnos y muy probablemente arbóreos. Su discreta presencia apenas permite imaginar lo que lIegaría a ser la radiación más impresionante en la historia de los vertebrados.
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Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google. Código: Dinosaurios_800.jpg |
Los terápsidos fueron, pues, un punto clave en la evolución de los mamíferos, estos lagartos no eran de sangre caliente, pero tampoco la tenían fría, como los reptiles actuales. AI poseer un metabolismo superior al de estos, los terápsidos seguramente podían controlar parcialmente su temperatura corporal, quedando esto demostrado en algunos cinodóntes, que son los auténticos predecesores de los mamíferos, con costillas cortas y la presencia de un tejido a modo de diafragma, los pulmones se podían oxigenar con mayor rapidez y frecuencia, lo que es imprescindible en animales con metabolismo avanzado y, para mantener el calor, muchos cinodóntes se cubrieron de pelo, rasgo típico de los mamíferos. Los teriodontos supervivientes fueron el Probainognathus, que dio origen a tres grupos de mamiíeros primitivos:
Morganucodom, la línea de los mamíferos ovíparos actuales, como el ornitorrinco; Kuehneotherid, la línea de todos los demás mamíferos, y en tercer lugar, los extintos Amphelestid.
En el Triásico medio, los reptiles mamiferoides compitieron con los arcosaurios carnívoros y los herbívoros rincosaurios. A pesar de las vicisitudes salieron adelante. Quizás gracias a que adoptaron características de los mamíferos: sangre caliente y mejor olfato, vista y oído que sus competidores. Posteriormente, para pasar desapercibidos, se hicieron más pequeños; y al ser demasiado vulnerables durante el día, tal como comentábamos anteriormente, pasaron a la actividad nocturna, alimentándose de insectos, gusanos y huevos de dinosaurios. Todos los mamíferos modernos proceden del grupo de los cinodontes. Estos avanzados reptiles tipo mamífero, de mediados y finales del Triásico, eran predadores de aspecto canino. Una posibilidad muy discutida es la de si los terápsidos tenían mamas para alimentar a sus crías, que es posible que algunos de los reptiles mas avanzados amamantasen a sus vástagos, aunque los restos de los bebés encontrados estaban preparados normalmente para comer con dientes, no hay pruebas de esta posibilidad.
Los cinodontes, dominantes al iniciarse al Triásico, eran carnívoros y seguramente tendrían la sangre caliente, pero no podían doblar la columna vertebral para acurrurcarse y conservar el calor. Entre los cinodontes herbívoros mas representativos está el genero Massetognoattus, que incluye animales de un tamaño variable entre el gato domestico y un perro grande, y con una dentadura bien definida para cortar el alimento.
Entre los carnívoros destaca el Probelesodon, tan grande como un dálmata, que a juzgar por el tamaño y la forma de sus cortantes dientes debió ser un depredador de cuidado. Depredador 0 carroñero, el Cynognathus era un cinodonto del tamaño de un lobo. Este lagarto, peludo y cabezón, era el carnívoro dominante en el Triásico; tenia pelo, era homeotermo (de temperatura constante) y posiblemente también amamantaría a sus crías.
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