Se entiende por agresividad al impulso que hace posible que un individuo esté dispuesto a luchar con otro, compitiendo en la explotación de un nicho,y sólo una mínima parte de la conducta agresiva animal puede caber en la descripción de violencia irracional
Antes de entrar concretamente en los temas propuestos hoy, vamos a comentar algunos aspectos del comportamiento agresivo en los animales. Cuando ocurren actos agresivos físicamente, éstos representan un extremo dentro de una secuencia de conducta social, gran parte de la cual es sutil y de ninguna manera agresiva.
Antes del contacto físico entre dos rivales, se suelen presentar las señales de amenaza e intimidación, pues las motivaciones contrapuestas de ataque y huida pueden llegar a un compromiso, manifestándose ostentaciones que participan de ambas en mayor o menor grado: son las ostentaciones de amenaza. Pueden ser suficientes para impedir el inicio de una lucha y resolver así el problema por lo general fronterizo-territorial entre los animales. Solamente cuando estas ostentaciones han fracasado y el adversario no se intimida, se recurre al ataque directo.
![]() |
Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google. Código: 116952040_1411958782_019.jpg |
Típicamente las luchas terminan realizando el vencido señales de sumisión, que tienen una función de apaciguamiento. Estas señales corresponden básicamente a formas opuestas a la agresión, desapareciendo todas aquellas formas o pautas de conducta desencadenadas del comportamiento agresivo. Por ejemplo, las orejas levantadas del perro, junto con la cola en su posición más elevada, erizamiento de los pelos y cuerpo completamente erguido sobre las patas, son señales agresivas que tienden a aumentar el volumen corporal, mientras que todas aquellas señales que minimizan al máximo la figura del vencido como son las orejas gachas, cola en su posición más escondida y cuerpo replegado entre las patas, son señales sumisas que inhiben la agresividad del vencedor.
Muchos elementos de apaciguamiento están tomados de la conducta infantil, como es el lamido del cachorro del lobo o perro por la madre, conducta que será utilizada por el adulto como señal de apaciguamiento. Así, entre los primates, el contacto suave de la mano, tomado de las relaciones madre-infante, tiene en el adulto un gran poder de transmisión de seguridad.
En la especie humana, el contacto de la mano sobre el hombro transmite igualmente confianza. Lo podemos apreciar perfectamente en el cuadro de Velázquez la rendición de Breda, donde se entremezclan los elementos de sumisión del general Justino de Nassau, con la inclinación del cuerpo y el inicio de un grado de arrodillamiento, y los elementos apaciguadores del general Ambrosio de Spínola, representados por la ligera inclinación del busto y el contacto de su mano sobre el hombro del general vencido.
Para terminar, cabe mencionar las técnicas de lucha entre miembros de la misma especie o también llamada lucha ritualizada, la cual tiende a evitar el enfrentamiento cruento, perjudicial siempre para la especie. En su lugar, se desarrollan las luchas ritualizadas o torneos, que tienen por objeto medir la fuerza de los contrincantes. El más fuerte es reconocido como tal y, el vencido se retira sin llevar más lejos la lucha.
Cuando los elementos dispersivos de amenaza no son suficientes, y se ha de llegar al contacto físico, se desarrollan luchas ritualizadas, en que las armas ofensivas se muestran como elemento de intimidación. Así, por ejemplo, los antílopes no utilizan la daga de sus cuernas para luchar contra un congénere, pero sí contra un león; los ciervos utilizan sus cuernas en la lucha contra un depredador, y las pezuñas contra un individuo de la misma especie y sexo. Las serpientes de cascabel enzarzan sus cuerpos y golpean sus cabezas, sin utilizar el veneno, en una demostración de fuerza, que el vencido reconoce. Los lobos se muerden con fuerza hasta que el vencido presenta señales de sumisión.
muy bonito este trabajo de etología
ResponderEliminar