lunes, 29 de marzo de 2010

37.- El temor a los escorpiones es desproporcionado a su peligrosidad real


Los escorpiones comparten con arañas y serpientes el privilegio de producir un temor muy superior al peligro real que representan.

Es sin duda el escorpión un animal potencialmente peligroso. Estos artrópodos son conocidos desde el Silúrico. Las actuales 600 especies han evolucionado bastante poco. Estos arácnidos, provistos de quelíceros, que son esos pequeños apéndices móviles que tienen tres artejos, de los que los dos últimos forman una pinza cuya función es la de sujetar a la presa para perforarla. Los pedipalpos, muy desarrollados en los escorpiones, son las grandes pinzas que sirven para capturar a la presa.
Es característico un abdomen, cuya mitad posterior forma una larga cola y, que lleva en su extremo, una uña venenosa. Presenta el escorpión un sistema nervioso rudimentario, constituido por ganglios cerebroides, y los órganos de los sentidos están constituidos por pelos táctiles localizados en las grandes pinzas y ojos frontales y laterales
simples u ocelos. Un corazón bastante volumino­so, con contracciones cardiacas de 60 a 150 por minuto, con una san­gre que posee notables propieda­des tóxicas y la presencia de hemo­cianina la ennegrece al contacto con el aire. EI aparato digestivo es singular, ya que un liquido de naturaleza enzimática se regurgita sobre la presa, una vez desgarrada, efectuándose una digestión parcial externa por aspiración faringe.

Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: 548f8acf72139e09148b45ad.jpg

EI aparato venenoso consiste en un par de glándulas ovoides situa­das en el extremo apical o telson; tiene forma de ampolla, terminada por una acerada punta. La picadura de ciertos escorpio­nes, como alguna especie del norte de África, es particularmente peli­grosa. EI veneno posee una neurotoxina, responsable de síntomas nerviosos y paralíticos, y una he­morragia, responsable de las ne­crosis locales.
Los sexos están separados. EI ovario maduro de la hembra pre­senta 2 oviductos provistos o no de receptáculo seminal. EI testículo del macho es típicamente par, provisto cada uno de canal eferente, que se convierte en vesícula seminal. Los escorpiones son vivíparos y los huevos se desarrollan en los oviductos de la hembra, o bien el óvulo mantiene estrechas relacio­nes con las paredes uterinas en cámaras incubadoras. Nacen los pequeños escorpiones envueltos en su corion. Una vez liberados se refugian en el dorso de la madre y permanecen allí por lo menos una semana. Es ridículo decir, como se ha di­cho. que puede dejar la hembra en libertad más de 100 huevos en la arena para su posterior desarrollo en ésta. Los pequeños nacen de la ma­dre y dependen de esta para so­brevivir. Las hembras llevan du­rante cierto tiempo sobre su cuer­po a las crías pequeñas y blancas, pero que presentan ya la forma y proporciones del adulto, del que parecen fotocopias reducidas desprovistas de color.
Los escorpiones son de hábitos nocturnos, que suelen buscar lugares oscuros y húmedos, donde pueden haber cucarachas, su principal alimento. Si bien escorpiones y cucarachas hay todo el año, ambos proliferan en la época de lluvias y altas temperaturas. La prevención pasa por el aseo adecuado del hogar y en las cercanías de la casa de campo, del chalet, etc., examinar y sacudir la ropa que se mantiene colgada, no tener las camas pegadas a las paredes y revisar el calzado y todo objeto depositado sobre el suelo que pueda servirles de albergue.
La acción del veneno paraliza rápidamente a sus víctimas; pero al no afectar para nada al propio es­corpión, le permite devorar a sus presas, despedazándolas o triturándolas, extrayéndoles los jugos del cuerpo. La inoculación del veneno no le produce la más mínima molestia, por lo que resulta ridícula la creencia de que al rodear con fuego al animal, éste se suicida con su propio aguijón. Más plausible es que el animal, al verse rodeado por el fuego, se excita y mueve la cola en todas direcciones pero, error de observación, no se mata. Lo más razonable es pensar que el animal muere por un rápido fenómeno de coagulación de las albúminas de su cuerpo, por la excesiva elevación de la temperatura.
Generalmente no bebe, consiguiendo toda la humedad, o bien de la misma comida o del rocío. El animal, por otra parte, suele llevar la cola erguida y encorvada hacia delante, posición muy visible, sobre todo el amenazador aguijón, presto para acudir a la defensa o el ataque.
Un escorpión nunca atacará de forma voluntaria, y solo picará al ser humano en propia defensa cuando se les molesta. La picadura es muy dolorosa y molesta, seguida de una fuerte inflamación.
Algunas especies del Brasil y el escorpión africano son considera­das como peligrosas. Hay que tener en cuenta que uno de los mayores peligros proviene de la costumbre que tienen muchas de estas espe­cies de vivir en lugares habitados por el hombre, introduciéndose bajo los muebles o dentro de los zapatos.
EI temor que inspiran los escor­piones se halla en desproporción con su peligrosidad real. A la pica­dura de una de las especies más peligrosas del género Centrurus, de Méjico, y Buthus africanus, con pi­cadura frecuentemente mortal, o especies europeas, entre ellas But­hus occitanus (bastante común en la península ibérica), le sigue el co­lapso, abundante transpiración y vómitos, quedando la piel fría y viscosa. Si después de habérsele administrado medicamentos y oxígeno, la víctima sigue con dificultades para respirar, sobreviene una parálisis de origen bulbar y, por lo general, este estado termina produciendo la muerte.
Terminamos indicando que, es frecuente que la picadura del escorpión no pase de provocar enrojecimiento e hinchazón local, pudiéndose presentar vómitos, convulsiones y delirios que desaparecen en poco tiempo. Los sueros que se emplean contra el escorpión actuales son muy eficaces.
Es interesante notar que los animales llevan un raspador en la base de las pinzas y hacen chirridos, como los saltamontes, pero no por las mismas razones, pues los escorpiones producen su canto como fase preliminar al ataque, o como aviso de tipo defensivo.

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