lunes, 8 de marzo de 2010

27.- Paciencia animal


Cualquier conducta es buena para hacernos las preguntas de ¿cómo? y ¿por qué?

Muchas personas se asombran cuando se enteran que los estudiosos del comportamiento animal no tenemos respuestas definitivas para muchas pregun­tas, realmente triviales, sobre la vida y costumbres de los animales. Pero uno de los placeres más in­tensos de la observación de los animales es, preci­samente, lo mucho que nos queda por aprender.
Por la enorme cantidad de información que vamos acumulando, minuto tras minuto, con una paciencia infinita por los estudiosos del comportamiento en cualquier parte del mundo, en general, nos suele suceder que no tengamos respuesta para una deter­minada pregunta, sino que tenemos demasiadas. Lógicamente, la minuciosa conducta de los anima­les superiores es mas fácil de observar y, ademas, encierran un mayor significado para nuestra propia especie.
Nosotros, los humanos, no somos mas que animales de cabeza grande y, como descendientes de primates erguidos, hemos llegado a dominar este pequeño planeta, la dominación es tal que estamos corriendo el riesgo de agotar sus recursos; por lo tanto, es mucho lo que podemos aprender de los animales para nuestro beneficio y es el momento de detenernos a observar a otras criaturas que com­parten con nosotros la Tierra, ellos tienen mucho que enseñarnos.

Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: 99569f33a759e1d3092c33a10e87e29e.jpg

Veamos una pequeña montañita de arena, una du­na, por ejemplo, de las pocas que quedan en nuestras costas. Un observador puede ver rondando la misma una pequeña avispa, la aparta dando manotazos y, algo molesto, se marcha apresuradamente del lugar. Pero otro observador que se fije bien y tenga PACIENCIA, inspeccionará bien la duna y podrá ver que la avispa hace un orificio el suelo, cu­bre con arena el mismo y, emprende el vuelo. Si esperamos un poco, podremos ver que el insecto llega hasta las proximidades con una gran moscarda cogida con sus patas centrales bajo su cuerpo, con sus patas delanteras escarba la arena y, en pocos segundos, logra abrir el túnel en la duna. Incli­nándose, penetra en la guarida, suelta la moscarda y, con las patas traseras hace penetrar a su presa en el túnel; poco tiempo más tarde la avispa sale sin la moscarda, cierra la guarida y se pierde de nuevo en la distancia.
Nos podríamos preguntar:
¿Qué hace la avispa con la moscarda?; ¿por qué no se resisten las moscardas a ser capturadas?; ¿cómo captura la avispa a la moscarda?; ¿cómo llega la avispa siempre al mismo túnel?; ¿por qué cubre el agujero cada vez que se muda?.
Las preguntas del ¿como? se refieren a la causa in­mediata, pues deberíamos analizar como consigue volar la avispa, maniobrar en el aire, el ataque a la moscarda y su posterior paralización; es decir, ha­cen referencia a la base genética y del desarrollo. Las preguntas del ¿por qué?, son razones evolutivas. pues el cierre del túnel responde a la acción de evi­tar que los parásitos localicen el nido; al sostener a la presa con las patas centrales, le permite abrir la guarida sin soltar la presa, etc. En definitiva todas las especies y todos sus comportamientos nos per­mitirán hacernos las preguntas del ¿por qué? y del ¿cómo?. Es un ejemplo, hay millares.

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