jueves, 6 de mayo de 2010

63.- Grandes depredadores-7: los lobos.


La dieta está compuesta por presas cazadas por la manada de lobos, como los grandes herbívoros, zorros, perros y diversos lagomorfos.
Sus ojos le delatan, con esa característica forma de almendra, de gran penetración y, la presencia de gran depredador, es el lobo, del género de los canidos, es un mamífero, carnívoro, altamente depredador. De todos los grupos que hay desde Alaska hasta la plataforma Euroasiática y Ártica Europea, nos quedamos con los lobos pardos, el lobo Euroasiático que esta en la Península ibérica.
Con metro veinte de alzada y 70 cm de cruz y 50 kilos de peso, el lobo Ibérico, es un poderoso animal, fuerte entre los más fuertes durante sus 16 años de vida aproximadamente. Aunque en determinadas ocasiones, puede consumir frutos silvestres, la dieta está compuesta por presas cazadas por la manada de lobos, como los grandes herbívoros, zorros, perros y diversos lagomorfos, piezas que luego compartirán, tras la ingesta del macho alfa, el macho dominante de la manada y líder de la misma. En muchas ocasiones se les atribuye ataques al ganado doméstico.
La caza esta perfectamente coordinada y distribuída entre los miembros del grupo; de todos es sabido, que el lobo caza por cansancio, por lo que su táctica consiste en agotar a la presa, limitándose a perseguirla de lejos hasta que no puede más, y la captura se hace posible sin arriesgarse prácticamente nada. Traga grandes trozos de carne que previamente ha desgarrado.
Sólo tiene una camada al año, con una media de cuatro o cinco cachorros y, durante el periodo de lactación, el macho alimenta a la madre, regurgitando la caza; este periodo suele durar unos 60 días. La manada también se encarga de la alimentación de los pequeños no lactantes, llamados lobatos y, se puede considerar un lobo adulto, al animal con unos 500 días de edad.
De cara a su propia supervivencia, son animales sociales, que no sociables y, su etología está siempre dirigida a los individuos de su propia manada. La jerarquía se establece por su potencia física y no por nacimiento, esto quiere decir que el cachorro nacido de un elemento alfa, no necesariamente alcanzará ese nivel. Esta jerarquía marcada por la fuerza, determinará también el orden de acceso al recurso y, por lo tanto, los jerárquicamente superiores, alcanzarán el alimento antes que otros, de casta inferior. Esto ya se observa entre los lobeznos, que a través de los juegos, marcan el estatus entre los mismos hermanos.

Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: xq30hvyo0hflidzm3yoy.jpg


Se pueden presentar retos, entre los miembros de una manada, para acceder al rango o al alimento. Estos combates son rituales, y el vencido presenta al vencedor el cuello como señal de sometimiento; el vencedor entiende la señal y, no atacará jamás al vencido, pues no le costaría nada matarlo de una dentellada. Cuando el dominio vital del grupo, no soporta un número muy elevado de individuos, esta se divide en dos grupos y, uno de estos grupos, deberá encontrar un territorio nuevo que no se solape con el anterior.

Los individuos solitarios, no integrados o expulsados, vagan por los campos, en busca de alimento, estos pueden ser más peligrosos para el ganado doméstico. Aunque pueda estar cerca de los núcleos urbanos, la presencia humana les hace retroceder. Si el lobo está muy hambriento, se puede presentar, de forma esporádica, el ataque al ser humano, al ganado doméstico o a las aves de corral. Al no tener control de los ataques, pueden causar un destrozo total en las granjas aviares, pudiendo matar a todas las aves, pero esto es un caso entre cien.
El lobo puede ser reintroducido en algunas zonas, y puede ser un auténtico éxito ecológico, como ocurrió con los lobos del Parque Nacional de Yellowstone en los Estados Unidos, luego revocado por la nueva administración Obama, dando muerte a varias manadas y a sus líderes. Esto hace que los depredadores de segundo nivel, aumenten de forma muy considerable, en este caso son los coyotes, que atacan a los antílopes y a las ovejas domésticas. Los depredadores primarios, como los lobos, han disminuido de forma drástica y rápida a lo largo de todo el mundo
El problema es económico, el control de los depredadores secundarios, ha costado cientos de millones de dólares, que se hubieran ahorrado, dejando a los lobos en su hábitat tranquilamente y sin meter las narices los seres humanos, como siempre, mal.

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