jueves, 25 de febrero de 2010

14.- La vida a gran altura. Hipoxia: cuando el oxígeno escasea


Los animales que viven a gran altura han debido adaptarse, por evolución, a las adversas condiciones de hipoxia en las que viven. El límite que impone su extensión a zonas de gran altura es la posibilidad de encontrar alimento y protección.

Durante la aclimatación y adaptación climática pueden quedar alteradas las necesidades críticas de oxígeno de los anima­les. Aunque los vertebrados superio­res y particularmente el hombre, son los que se han estudiado de for­ma más intensiva bajo condiciones de HIPOXIA (es decir, a grandes altitudes), también existen varias investigaciones sobre especies acuáti­cas, siendo muy diversos los trans­portes, ajustes y cambios fisiológicos que tienden a aumentar el aporte de oxígeno en ambientes en donde es escaso y, además, bajo estas condi­ciones críticas, los animales pueden disminuir sus necesidades de oxíge­no modificando su comportamiento. Como sucede en otros aspectos de la evolución, parece probable que las especies que viven durante lar­gos períodos bajo situaciones de gran altitud difieren en sus mecanis­mos adaptativos particulares.
Muchos animales terrestres experimentan muchas limitaciones, sobre todo de tipo comportamental a grandes altitudes. La vida se encuentra dispersa a través de los primeros 5.500 metros de altura. Sin embargo. algunos insectos primitivos y ciertas arañas viven permanentemente sobre los 6000 metros y, muchas aves viajan a través de estas altitudes, como algunos gansos que viajan en un vuelo sin escalas, desde el nivel del mar en la India, sobre el Himalaya hasta los lagos del Tíbet. Muchas de las modificaciones conductuales o adaptación a estas alturas se muestra en los estudios de desarrollo o descendencia. Así por ejemplo, muchas mariposas de los Alpes, sólo producen crías una vez al año si están en la altitud, pero tienen dos descendencias si están en el llano; se sabe también que numerosas especies muestran más lento desarrollo o menor número de descendientes en las montañas en comparación con la llanura. Por otro lado, los vientos pueden ser fuertes y persistentes en la altitud; los vientos rápidos perjudican el vuelo de los insectos y aves y tienden a enfriar y desecar los animales terrestres expuestos a ellos.

Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google.
Código: 3075614562_5e77482eef.jpg

Alimento y protección.
Otro factor que hay que tener en cuenta al observar los animales a grandes altitudes es que todas las es­pecies han de alimentarse y hallar la protección adecuada, pues hay po­cas dudas entre los etólogos de que la distribución de muchos animales está limitada en las alturas por la im­posibilidad de obtener presas, plan­tas o animales para sobrevivir o reproducirse satisfactoriamente. Cual­quier alpinista que esté mirando es­tas líneas, conoce bien la zonación de la vegetación; cuando la eleva­ción aumenta, los bosques caducifo­lios dan paso a densos bosques de coníferas y, estas últimas, son reemplazadas por materiales, posterior­mente por la tundra y, finalmente, en la cumbre por una escasa y esté­ril vegetación.
Fisiología pulmonar.
Con respecto al vuelo de las aves, cabe mencionar que si se exponen un gorrión y un ratón. que son dos animales de tamaño comparable, a una altitud simulada de unos 6100 metros, el ratón resulta pronto afectado y se muestra escasamente capaz de arrastrarse, mientras que el gorrión sigue tan vivaracho como al principio. Veamos que ha sucedido; las aves y lo mamíferos, incluidos los murciélagos, que son excelentes navegadores aéreos, como hemos visto en otros blogs, poseen todos ellos unas necesidades metabólicas comparables, pero los primeros poseen la capacidad de volar a grandes altitudes y, los segundos san incapaces de ello, a menos que estén bien aclimatados y protegidos por dispositivos técnicos complejos. Estas diferencias son consecuencia de la distinta fisiología entre los pulmones de aves y mamíferos, pues la sangre que abandona los pulmones de las aves está oxigenada en un 80%, mientras que la sangre pulmonar de un ratón sólo lo está en un 24%.
Altura y alimento
Como decíamos antes, muchos animales están restringidos, en mayor o menor grado, a ciertas zonas de vegetación debido al alimento básico proporcionado a la estructura física o a ambos. Las aves insectívo­ras no son comunes a grandes altu­ras, pues está su conducta en rela­ción directa con las reducidas po­blaciones de insectos que se puedan encontrar a esas altitudes. A veces, los lagos y estanques glaciales de la región alpina tienen muy pocos nu­trientes disueltos y mantienen esca­so crecimiento vegetal y, por consiguiente, tales masas de agua tienen muy limitada la fauna visitante y, mucho menos, aquella que se que­da en estos parajes inhóspitos. ge­neralmente helados y escasos de oxígeno.
Aclimatación.
Típicamente, el recién llegado a una gran altitud se da cuenta de que se ha reducido su tolerancia al ejercicio; esta situación mejora después de varios días o semanas de aclimatación; subjetivamente, el individuo se siente mejor y no se cansa tan fácilmente con el ejercicio. Los nativos de las altas montañas que viven a 5000 metros, no parece que experimenten importante reducción en su capacidad de ejercicio en comparación con la del hombre a nivel del mar. No es extraño, por ejemplo, no es extraño que un habitante de Morococha pase muchas horas trabajando en las minas, y luego, en sus ratos libres, juegue un partido de fútbol. A menudo, los alpinistas del Himalaya han comentado el notable vigor de los guías y porteadores nativos

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