El ansia de poder de estas personas y la sensación de potencia, hace que la publicidad de sus delitos, aterrorice aún más a las personas y grupos.
Terminamos esta serie dedicada a la mente actúa de mil maneras, con dos capítulos dedicados a los asesinos en serie más famosos de la historia, no por su crueldad, sino por su ataque de lesa humanidad.
La mente, alterada e intoxicada desde muy pequeños, hace de los asesinos seriales, personas solitarias, inadaptadas, mentirosas y traidoras, que buscan su placer en el dolor de los demás. Una vez ha comenzado a matar, no se detiene y, eso permite en la mayoría de los casos ser atrapados por las brigadas de investigación criminal.
Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google. Código: Asesinos en serie (011).jpg |
Los asesinos en serie, han cometido más de dos delitos con víctimas, presentándose estos asesinatos con un intervalo de tiempo. Generalmente presentan estas personas que matan, alteraciones psicopatológicas. No podemos contar aquí los sicarios que matan por dinero, o los que matan por temas políticos, como los terroristas. Los asesinos de masas, cometen sus múltiples asesinatos, aisladamente. En muchas ocasiones, se suicidan los terroristas y, en tercer lugar, los que comenten múltiples asesinatos en múltiples lugares, son los Spree killer. Los asesinos en serie, suelen ser solitarios, ya veremos varios ejemplos. El ansia de poder de estas personas y la sensación de potencia, hace que la publicidad de sus delitos, aterrorice aún más a las personas y grupos.
El psicópata asesino sádico, no les importa el sufrimiento de los demás y, en muchas ocasiones, disfrutan con la tortura que aplican a las víctimas, para prolongar su excitación mientras la víctima muere lentamente, en ocasiones, la aberración llega a la necrofilia y el canibalismo. Los asesinos seriales, psicópatas como el que más, no tienen relación con sus víctimas, son elegidas al azar generalmente, por lo que no es fácil relacionarlas con ellas por parte de los investigadores. En ocasiones, disimulan su verdadera tragedia, detrás de un aspecto normal e incluso familiar. Más del 90% son hombres y sus víctimas blancas; tienen entre 20 y 30 años casi el 50% y, casi el 70% de sus víctimas son mujeres, pues ellos son sexualmente disfuncionales, con relaciones sexuales insatisfechas, asesinando para disipar sus frustraciones.
Según el profesor español José Ramón Reverte Comas, en los hogares de los asesinos seriales, hay un 50% de enfermedades mentales; el 40% de los padres tienen actividades criminales y, el 70% de esos hogares tienen abuso de alcohol y drogas.
Los asesinos con más víctimas, pero muy poco conocidos, están representados por individuos que cometieron sus fechorías antes de 1900. Thug Behram, de la India, asesinó por estrangulamiento antes de 1830 y durante 40 años a 931 personas, es decir una persona cada 2 semanas durante cuarenta años, tela marinera, todo un record, es el asesino en serie más grande de toda la historia. Elizabeth Báthory asesinó a 600 jovencitas, capturada en 1610, después de torturar a las mujeres. Gilles de Rais, secuestró, violó y asesino a 100 jóvenes en torno a 1600. El Arropiero español, mato a 48 personas y, uno muy famoso, Jack el destripador, mató a una decena de prostitutas a partir de 1888. Los del siglo XX los reservamos para otros capítulos, pero ni por asomo, se parece en nada a los psicópatas anteriores a 1900.
Por su relevancia mediática, hoy comentaremos al más famoso asesino del siglo XIX, concretamente en Whitechapel al este de Londres, durante la segunda mitad de 1888, sin duda fue Jack el destripador y, por ser uno de los hombres mas temibles de los niños, el hombre del saco.
Nunca pudieron probar que James Maybrick fuera Jack el destripador. El asesino, con la precisión de un cirujano de la época, habría en canal a sus víctimas, dejando a la vista todo el paquete intestinal. Martha Tabram, fue encontrada tirada en la calle, con 39 heridas de arma blanca. El cadáver de Mary Ann Nichols, reflejaba que en el momento del asesinato se utilizaron dos cuchillos como instrumentos de cirugía. Annie Chapman, fue asesinada el 8 de septiembre de 1888, su cuerpo destripado, presentaba un fuerte corte en la traquea. Elizabeth Stride, asesinada brutalmente y, con la cabeza casi separada del cuerpo. Catherine Eddowes, con la nariz mutilada, fue degollada y abierta en canal desde la vagina hasta la parte alta del torax. Las notas escritas poco después de cada asesinato, reflejaban las ganas de Jack, por hacer saber a la policía de su capacidad asesina. Mary Jane Kelly, de 25 años, fue encontrada en la habitación que alquilaba, sobre la cama tendida, boca abajo, desnuda y con las orejas, la nariz y senos arrancados.
Desde Scotland Yard se llegó a ofrecer una gratificación para quien aportase algún dato válido sobre la identidad del asesino, pero los vecinos aprovecharon sus diferencias y se denunciaron unos a otros. Este asesino creó el pánico absoluto en los barrios, haciendo estallar episodios de violencia entre la muchedumbre. Nunca más se volvió a saber del asesino. No hubo más cartas ni más crímenes, Jack el Destripador abandonó la escena de los crímenes para siempre, y finalmente el caso se cerró en 1892, cuatro años después de comenzar la pesadilla.
El hombre del saco, es un personaje imaginario, pero se le correlaciona con numerosos secuestradores y asesinos de niños. Se le relaciona o se le representa con un hombre vagabundo de las calles anochecidas, en busca de chiquillos perdidos para llevárselos en el interior de un gran saco. Francisco Leona, fue uno de esos hombres del saco reales, tenía una barbería en un pueblo de Almería, raptó (con un saco), y asesinó ritualmente a un niño de 7 años el 27 de Junio de 1910, al que le despojó también de su grasa, por lo que se le llamó sacamantecas. Todos los culpables murieron en la cárcel o fueron ejecutados por estrangulamiento y rotura de cuello por garrote vil. En la actualidad, en nuestros días, esta historia ha quedado como un viejo mito, en Junio se cumplirá un centenar de años, pero durante muchos lustros, esta historia atemorizó a los pequeños de las familias españolas, pues los padres aprovecharon estas terribles narraciones, para tener a sus hijos en casa a buena hora.