A sus orillas se ha desarrollado buena parte de la cultura
subsahariana, con veinte etnias que han sobrevivido gracias al caudal de un
río. El Níger resiste dibujando uno de los escenarios más fascinantes y hermosos
de la geografía africana.
El río Níger es el tercer río más largo del
continente africano, después del Nilo y del Congo. Empieza por Guinea, luego
cruza Mali y Níger, antes de morir en el océano Atlántico. En Mali, tiene una
función muy importante, pues el malísimo estado de las carreteras, o su nula
existencia en ciertos lugares, es la única vía de comunicación y de negocio
entre los pueblos como Bamako, Ségou, Mopti, Djenné, Gao y la mítica Tombuctú.
Con una extensión
de 4.180 kilómetros, drena también una gran cuenca de 2.262.000 km². El curso
del río Níger hizo ir de cabeza durante muchos siglos a grandes exploradores
europeos, quienes llegaron a considerarlo la principal arteria del lago Chad e
incluso como las míticas fuentes del Nilo. Se dice que nunca un río había sido tan ilógico e incomprensible. Los
exploradores europeos no entendían la especial dirección de su corriente.
Es
difícil encontrar grandes expediciones o literatura occidental referentes al
Níger, pues existía una gran fascinación por todo lo relativo al Nilo, incluso
por todo lo relativo al Congo y los espacios inexplorados del África Central,
por lo que el Níger quedaba al margen, perdido en los límites del Sahara. Sea
como sea, lo cierto es que a sus orillas se ha desarrollado buena parte de la
cultura subsahariana, con veinte etnias que han sobrevivido gracias al caudal
de un río ancho y terroso que tiene su crecida durante el otoño y regresa al
caudal mínimo antes del verano.
El pueblo tuareg también utiliza el Níger
como su frontera natural, como su último territorio. Pueblo nómada que no tiene
otra patria que el desierto, necesita el agua del Níger para sobrevivir. Apenas
hace un siglo los tuareg no tenían reparo en atacar los poblados y capturar a
hombres y mujeres de raza negra a quienes utilizaban como sirvientes y vendían
como esclavos. Un pueblo que no reconoce a gobierno ni país algunos en los
paisajes del desierto.
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El río Níger sigue su curso,
siempre lento, repitiéndose cada año y que nunca se seca; sus aguas han
levantado pueblos, culturas e imperios que durante siglos vivieron
completamente al margen del hombre blanco. Se ha descubierto que a la altura de
Níger, en su lado occidental, existe un pueblo que podría tener miles de años
de antigüedad, pero en la zona donde está ubicado, existe un enorme e
importantísimo yacimiento petrolífero, lo que ha provocado luchas de poder y
significa un grave problema para este pueblo, que podría ser erradicado.
En África todo se vuelve
relativo y misterioso. Y es en este contexto donde el curioso curso del río
Níger sobrevive, dando vida a pueblos y culturas desde hace miles
de años, pero también es
cierto que los países del oeste africano como Burkina Faso, Malí y Níger deben
unir sus esfuerzos en la gerencia integrada de los recursos acuíferos de la
cuenca del río Níger, dado que el propio río está haciendo frente a un grave
peligro de extinción debido a los fuertes procesos de sedimentación y
contaminación a los que está sometido.
Puede pasar a ser historia si no se toman acciones de
forma inmediata, debido a la irregularidad de las precipitaciones en la región,
las grandes extracciones de agua para la irrigación y el consumo de la
población, junto con la contaminación, han hecho que el río se encuentre en
peligro de extinción. En respuesta al deterioro de la situación, la Autoridad
se ha asegurado la financiación del Fondo Africano de Desarrollo para llevar a
cabo su programa de control de sedimentos en la cuenca del río Níger.