viernes, 26 de febrero de 2010

19.- Ciclogénesis explosiva, borrasca extratropical o bomba meteorológica.




Es un fenómeno meteorológico que se produce al chocar una masa de aire caliente, con otra de aire frío. El encuentro de las diferentes masas de aire, desarrolla rápidamente una profunda borrasca en un periodo muy corto, dando lugar a vientos muy intensos y fuertes lluvias.

No es la primera vez, ni será la última, que tengamos una ciclogénesis explosiva o “bomba” cerca de España. Si ciclo es ciclón y génesis es creación o formación, Ciclogénesis es la formación de un ciclón, entendiendo por ciclón a los huracanes en el Caribe, tifones en el sudeste asiático y borrascas atlánticas en nuestras latitudes, (un centro de bajas presiones situado a su vez en la zona baja de la atmósfera que, por distintas razones, se hace más profunda de manera muy rápida)
El viento, en las borrascas, circula en sentido contrario a las altas presiones y, lo hace en sentido contrario a las agujas del reloj. Una ciclogénesis no es más que eso, una borrasca pero profunda (con un mínimo de presión en superficie que va bajando), decíamos muy profunda, muy rápida y muy intensa y violenta (en 12 horas todo lo más), es capaz de bajar la presión 1 mb por hora. Es un tipo de borrasca muy profunda con vientos muy intensos y rachas extremas huracanadas.
Este es un fenómeno meteorológico poco habitual, que crece con rapidez extraordinaria y que levanta la furia del viento y del mar, con vientos de 120 a 140 kilómetros por hora, en el mar la conocen también por la -Tormenta Perfecta-, y nos dejó imágenes terroríficas en Galicia, graves destrozos en la costa vasca y pérdida de vidas humanas el año pasado. Es una borrasca muy amplia y su radio de acción afectará a buena parte de la Península.

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No es un fenómeno habitual, afortunadamente, pero los efectos de la llamada ciclogénesis explosiva, tormenta que barrerá especialmente la cornisa norte, suele tener efectos devastadores, similares a los de un ciclón tropical. Es un fenómeno meteorológico que se produce al chocar una masa de aire caliente, con otra de aire frío. Probablemente, se alejará rápidamente, aunque es probable que afecte a la costa mediterránea y a Baleares, con mucha menos intensidad.
Según los expertos, los efectos de este fenómeno pueden ser devastadores y similares a los de un ciclón tropical aunque no se trate de un ciclón propiamente dicho. Más que de fuertes lluvias será de fuertes vientos que alcanzarán fuerza 8 a 9, con intervalos de 10 y 11. Las lluvias serán de débiles a moderadas, sin ser excesivamente intensas.
Textualmente, Ante estas predicciones, la Dirección General de Protección Civil y Emergencias del Ministerio del Interior avisa por fuertes vientos en tierra y costeros en distintas zonas del país, especialmente en la mitad norte peninsular y en Canarias, y con menor intensidad en Comunidad Valenciana, Extremadura y Andalucía, al tiempo que se esperan lluvias en las dos Castillas y Extremadura y riesgo de aludes en el Pirineo de Huesca. Ante la previsión de fuertes vientos, aconseja asegurar puertas, ventanas y todos aquellos objetos que puedan caer a la vía pública y alejarse de cornisas, árboles, muros o edificaciones en construcción o grúas que puedan desprenderse.

18.- Los animales también seducen: el cortejo es necesario para la supervivencia de las especies.


La ostentación con que los animales actúan durante el cortejo no es un acto gratuito sino una necesidad. Es, al mismo tiempo, un drama en el que los machos luchan por atraer la atención de las hembras. Sólo los más fuertes y sanos lo conseguirán y podrán de esa forma transmitir sus genes a las siguientes generaciones de la especie.

El encuentro entre el macho y la hembra ha de poseer elementos de reconocimiento específico mutuo que hagan posible el apareamiento. Estos elementos comprenden posturas y movimientos, llamados ostentaciones, que permiten que los sexos puedan reconocerse y acercarse mutuamente, evitando la tendencia al ataque por la agresividad del macho o por el rechazo de la hembra y evitando también la tendencia a la huida mutua. Por todo ello, el conjunto de ostentaciones conducentes a la fecundación, constituyen el cortejo.
Al principio de la estación reproductora, los animales realizan los despliegues más extraordinarios, saltan, bailan, se retuercen y dan volteretas, rizan las plumas, erizan el pelo, yerguen las espinas e hinchan el buche. Cuerpos que previamente eran poco llamativos relucen de pronto con brillantes colores y vivos contrastes.

Funcional y necesario.
Hasta hace poco tiempo, las extrañas acciones que realizaban los animales quedaban registradas simplemente como curiosidades y nadie intentaba llegar más lejos, ya que las acciones de cortejo eran en apariencia tan exageradas, que no parecía que los animales trataran el problema de la reproducción de forma seria y eficaz. Pero nada puede estar más lejos de la verdad, pues hasta el más extravagante de los rituales de galanteo es estrictamente funcional y necesario.
Como lo que se busca es captar la atención de la pareja sexual, nada lo consigue mejor que un repentino destello de brillantes colores o una serie de movimientos bruscos y ruidosos.
El cortejo es un drama no una comedia y, todos sus espectaculares despliegues tienen un significado especial. Cada primavera, cuando vuelven a reunirse los animales, surge el problema inmediato de encontrar o reencontrar al compañero. Algunas especies de aves que forman parejas duraderas son capaces de recordar la localización exacta del nido y de regresar con sorprendente precisión después de viajes de miles de kilómetros, pero muchas otras especies y todos los animales jóvenes en su primera estación reproductora, necesitan transmitir algún tipo de señal que anuncie su presencia en las zonas recientemente ocupadas donde va atener lugar la reproducción.

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Durante la etapa del cortejo y la reproducción, las aves no son los únicos animales cantores, aunque ciertamente son los más melódicos. El chirriar de los insectos, el croar de las ranas y el ulular de los mamíferos, llenan el aire durante la estación reproductora; incluso algunas especies de peces se las arreglan para producir gruñidos y chasquidos en el agua, siendo el más ruidoso de los animales marinos las gigantescas ballenas.
Pero todos estos despliegues constituyen un riesgo para sus protagonistas, a menos que tengan la suerte de pertenecer a una especie invencible, pues sus señales rituales pueden atraer peligrosos depredadores además de potenciales parejas, pues en la naturaleza, todos oyen todo.

Delicado equilibrio.
Algunos de estos depredadores, aprovechan la necesidad que tienen muchos animales de anunciar su presencia con fines sexuales como ciertos murciélagos por ejemplo, que sintonizan la frecuencia del croar de las ranas en la época del apareamiento y salen de la oscuridad para atraparlas en medio de la canción. Por todo ello, es preciso llegar a un delicado equilibrio, pues los animales que hacen despliegues demasiado llamativos mueren y, por el contrario, los que envían señales difíciles de captar no encuentran compañera y su especie acaba por extinguirse.
Del mismo modo que las banderas y los colores nacionales en las sociedades humanas salen a relucir, sobre todo en las reuniones de grandes grupos o encuentros de alta competición como los Juegos Olímpicos, numerosas son las especies que viven en un determinado lugar, como por ejemplo, ciertas especies de peces que habitan el mundo de los arrecifes coralinos presentan los dibujos más complicados y los colores más brillantes de todo el mundo animal, al igual que las numerosas especies de aves acuáticas que se reúnen en lagos y pantanos presentando ornamentos y colores de complejidad e intensidad similares.
En el caso de las aves, para la hembra es importante elegir a un macho robusto y sano como padre de sus polluelos y uno de los signos de salud más seguros en un ave es la pulcritud y el brillo de su plumaje, y sus colores añadidos, llegando al increíble extremo de la cola del pavo real, que es el despliegue más elaborado en el mundo de las aves, llevando este mecanismo hasta el límite de lo posible.

Función sexual.
Casi todos los saltos y estremecimientos de los animales danzarines, pueden explicarse desde el punto de vista del conflicto entre el impulso de aparearse y el miedo a la agresividad. Estos conflictos son actualmente mecanismos para exhibir los brillantes colores sexuales y han adquirido una importante y nueva función sexual. Con estos despliegues, no sólo se excitan sexualmente, sino que sincronizan macho y hembra perfectamente su excitación para llegar juntos al clímax sexual.
Las ceremonias de cortejo pueden parecer cómicas, para los ignorantes ojos humanos, pero para la especie implicada constituyen un mecanismo esencial de comunicación en un momento crucial de su ciclo reproductor. Resumiendo, la función del cortejo principal es su carácter eminentemente agresivo por parte del macho, siendo su función básica la de permitir el acercamiento de los dos sexos para la fecundación, pues las hembras son biológicamente un recurso limitante, de aquí que se necesite más persuasión, siendo la importancia biológica del macho menor, pues puede fecundar varias hembras y, es éste el que ha de realizar mayor esfuerzo para convencer.

17.- Tortugas: la maldición de saber nadar.


Las tortugas marinas son muy poco conocidas en el litoral y se posee muy poca in­formación sobre las mismas en nuestras costas.

Tiene un tamaño medio de 120 centímetros. Por lo general es grande y larga, y su coloración varia del pardo rojizo al prácticamente negro con rayas mas oscuras. En la costa oriental de Estados Unidos las tortugas bobas se reproducen entre los meses de abril y agosto; hacen sus nidos en playas protegidas por rocas y arrecifes y, tras arras­trarse unos cien metros en el inte­rior de la playa, hacen su nido. Los huevos de estas tortugas son muy buscados por el hombre, pero su carne dura y fibrosa, por tratarse de un animal carnívoro, nunca ha sido popular. La tortuga boba (caretta caretta), esta protegida por convenios interna­cionales, ya que pertenece a un grupo de especies con serios pro­blemas de conservación. Es una especie exclusivamente pelágica, que solo va a la playa a efectuar su puesta, cosa que hace una vez por año e incluso solamente cada dos 0 tres años. En la época ac­tual los individuos que pesan más de 140 kilos son muy escasos y no es posible encontrar indivi­duos de 400 kilos como antaño.
Es muy carnívora y devora todo lo que se encuentra, en especial crustáceos, moluscos, esponjas y otros animales. Es un animal bas­tante agresivo y sus mordeduras pueden presentar grave peligro, por lo que es necesario actuar con suma precaución durante su traslado, caso de ser necesaria la actuación veterinaria. Vive en las bahías costeras no muy profun­das de todos los mares templa­dos, llegando en sus incursiones hasta los estuarios de los ríos; es raro encontrarla en mar abierto, donde suelen ir solo a tomar el sol; no pasa por letargo invernal, a causa de la temperatura poco fría de los mares que habitan.

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Destaca por su número la tortuga boba, que suele presentar en el mo­mento de su captura diversas he­ridas debidas a los anzuelos por palangre de superficie, heridas por redes de trasmallo 0 arrastre, ingestión de plásticos y heridas externas profundas atribuibles a las hélices de las embarcaciones.
La mitad de las tortugas bobas que son recuperadas del mar es­tán muertas y las que son recupe­radas vivas presentan fundamen­talmente graves heridas origina­das por la ingestión de anzuelos. Estos anzuelos pertenecen a pa­langres de superficie cuyo sedal cortan los pescadores al quedar­se enganchados los animales ac­cidentalmente. Los trasmallos producen importantes secuelas en estos animales, produciéndo­les la muerte por ahogamiento o grandes amputaciones al engan­charse en esta clase de pesca.
Estos animales sufren ademas grandes heridas externas en la cabeza y en el caparazón, causa­das por los choques con las héli­ces debido principalmente a ani­males que están flotando por la ingestión de los anzuelos, lo que les impide sumergirse. Hay que tener en cuenta que las escamas cutáneas maci­zas que recubren las aletas y la cabeza; de la tortuga boba, así como su esqueleto craneano muy sólido, convierten a estos anima­les en seres muy poco vulnera­bles, hasta el punto que puede decirse que no tienen otro ene­migo que el hombre.
Las tortu­guitas marinas, nada más nacer, describen un rápido círculo como para orientarse antes de encaminarse hacia el mar. Si la recién naci­da no supiera por instinto que el cielo es mas luminoso encima del mar que sobre la tierra, seria inca­paz de sobrevivir a la depreda­ción desenfrenada de que son objeto. Es tan grande esta depre­dación que son muy pocos los individuos que llegan a la madu­rez sexual. Por eso, al encontrar tortugas adultas gravemente he­ridas, abatidas por las hélices de las embarcaciones o por pesca­dores que al encontrarlas entre sus artes de pesca tiran a los ani­males al mar, no piensan en el grave perjuicio que supone la muerte de un ejemplar adulto y los centenares de tortuguitas que han muerto al nacer para que ese animal. que ahora se tira por la borda, llegara a mar abierto.

16.- EI erizo de mar: un gran regulador de las aguas


Se nutren de fragmentos de plantas muertas dispersos en la are­na, y restos de animales muertos, impidiendo la putrefacción de las aguas.

A pesar de ser un animalillo de cuerpo más o menos globoso o es­férico y donde sólo se percibe su armadura de espinas o púas cuan­do se le pisa por casualidad, el erizo de mar tiene una gran función re­guladora en las aguas poco profundas. Estos animales, aunque cueste creer que lo sean (una bola extraña llena de espinas sin cabeza ni cola), pueden moverse gracias a que al­gunas de estas formas tubulares que salen radialmente del cuerpo le valen como si fueran pies (pies am­bulacrales). Es uno de los muchos representantes de los equinodenos y, la mayoría de las 900 especies de erizos de mar que existen habitan en las aguas poco profundas de los mares, entre la orilla y los 200 me­tros de profundidad, siendo el más general en nuestras costas el para­nentrotus lovidus. Algunas espe­cies se entierran en la arena, y otras van cavando la roca, formando un alojamiento en el que transcurre su existencia. Los erizos así protegidos no se encuentran, en general, aisla­dos, sino en grupos numerosos, a veces por centenares, en las rocas del litoral donde el mar azota con mayor brío, sin que por ello sufran el menor daño.


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La creciente atracción por el sa­bor de las gónadas de estos anima­les, los están convirtiendo en el ob­jetivo de pescadores y aficionados. Solo de las rocas se extrajeron 60 toneladas de erizos en la Comuni­dad Valenciana, sin tener presente que no se están dando el corres­pondiente periodo de recuperaci6n de la especie.
La boca del erizo está dotada de dientes que recibe el nombre de ­linterna de Aristóteles, con ella mastica las algas que tapizan las rocas, sobre los fondos bajos, are­nosos y ricos en algas -que cons­tituyen su alimento básico- sobre los fondos coralíferos y en las pra­deras de posidonias. Este animal se nutre de algas y posidonias, y de substancias animales (como larvas de lapas, percebes y otros peque­ños crustáceos).
Al ser principalmente vegetaria­nos, y nutrirse de posidonias y al­gas, impiden la gran proliferación de estas durante los meses estiva­les; ademas, las especies excavado­ras se nutren de fragmentos de plantas muertas dispersos en la are­na, y restos de animales muertos, impidiendo la putrefacción de las aguas. Las púas de nuestras espe­cies son agudas, huecas y quebra­dizas, rompiéndose con facilidad; las heridas que con ellas inflingen a los bañistas son muy dolorosas en algunas ocasiones.
Para terminar, quisiera mencio­nar que las 60 toneladas de media al año, pueden perfectamente convertirse en más de 100 tonela­das en el presente y, el doble, el que viene si no se pone coto a la pesca indiscriminada, ya que en un año no se ha regenerado la población expo­liada y podemos llegar a la total desaparición. La gravedad del problema es tri­ple, por un lado la probable gran disminución del número de erizos en nuestras costas, en segundo lu­gar, sin duda, el aumento conside­rable de la proliferación de algas en nuestras costas, ya de por si un grave problema durante la época estival, in­cluyendo con ello la materia orgánica en suspensión y, el tercer problema, es una mayor presen­cia de medusas en las costas con los consiguientes daños que producen a los bañistas.

jueves, 25 de febrero de 2010

15.- Inmersión y buceo prolongado: el límite del hombre es de tres minutos bajo el agua.


La facultad que algunos tienen de permanecer sumergidos por largos períodos ha fascinado al hombre desde tiempos inmemoriales y ha atraído el interés de fisiólogos y etólogos durante más de medio siglo.

Buceadores consumados se encuentran entre todas las clases de vertebrados terrestres. Entre los mamíferos y las aves, los buceos más largos y profundos los efectúan los cetáceos y pinnípedos marinos. Está muy bien documentado que muchas ballenas y focas han desarrollado tales facultades de inmersión, que les permite merodear sumergidos en busca del alimento diario por considerables períodos y, con frecuencia, a grandes profundidades, siendo capaces por tanto de obtener recursos que serían inaccesibles a formas estrictamente residentes en la superficie. Por otro lado, es muy difícil observar estos animales, por lo que se carece por completo de datos de su comportamiento durante el buceo natural; sin embargo, se dispone de suficiente información para demostrar que sus facultades son notables.
Probablemente, la experiencia de campo más importante proviene de un estudio realizado sobre cerca de 1.000 inmersiones realizadas por focas Weddell bajo los hielos antárticos. Los animales estaban equipados con instrumentos para el registro continuo de la profundidad de sus inmersiones y, tenían que salir a la superficie por agujeros practicados en el hielo y, por otra parte, estaban totalmente libres para desenvolverse de acuerdo con su comportamiento espontáneo. Las inmersiones duraron aproximadamente cinco minutos, alcanzándose profundidades cercanas a los 100 metros. Sin embargo, se presentaron inmersiones de 5-20 minutos de duración y se introdujeron de 100 a 400 metros. La inmersión más larga que pudo ser observada duró más de 40 minutos, y la más profunda fue cercana a los 600 metros. Parece ser que las facultades de algunas ballenas. superan a las de las focas, pues el cachalote bucea regularmente durante períodos de casi una hora. Por su parte, una ballena azul arponeada bucea por debajo de los 350 metros sin aparentes efectos nocivos; incluso se han encontrado cachalotes enganchados a cables marinos a las extraordinarias profundidades de 900-1.100 metros. Comparados con muchas focas y ballenas, las marsopas y los delfines bucean durante períodos relativamente breves, pudiendo alcanzar considerables profundidades.

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Por otro lado, y entrando en algunas consideraciones fisiológicas, las presiones que experimentan los animales marinos en la profundidad son enormes y su capacidad para soportarla reviste tanto interés como su facultad de permanecer sumergidos durante largos periodos. La presión se incrementa a razón de una atmósfera por cada diez metros de profundidad, aproximadamente.

Escasa información.
Tengamos también presente que es muy escasa la información sobre mamíferos buceadores en aguas dulces y en aguas costeras próximas a la orilla, pues al ser aguas someras, estos animales no tienen necesidad de realizar inmersiones muy profundas, incluso para obtener alimento del fondo. Por ejemplo, la nutria marina es uno de los mustélidos más acuáticos de la costa oeste de los Estados Unidos, capturando erizos, mariscos, cangrejos e incluso peces en esta agua someras (de cinco a cuarenta metros). El límite del hombre es de tres minutos de inmersión cuando está en reposo y de unos noventa segundos de inmersión cuando nada o bucea, siendo esta capacidad algo mayor en algunos individuos excepcionales. En Corea y Japón hay mujeres que bucean en aguas alejadas de la costa en busca de mariscos y algas comestibles, o bien para la búsqueda de perlas; estas mujeres bucean en aguas someras y, sus inmersiones no tienen nada de notables (duración de 30 segundos y profundidad de 4-6 metros). No obstante, lo sorprendente es que bucean repetidamente con sólo unos 30 segundos de descanso entre cada inmersión, efectuando un promedio de 60 inmersiones por hora durante varias horas. Las metas logradas han sido profundidades superiores a los 70 metros y las inmersiones han durado unos dos minutos. Inmersiones de esta duración y profundidad agotan al hombre hasta el límite, pero son perfectamente normales y corrientes en muchos mamíferos marinos.

Daños en los tejidos.
Durante el buceo, la mayoría de los mamíferos y aves muestran una serie e respuestas en ciertos tejidos como es el corazón y el sistema nervioso central, que experimentan en seguida daños si no reciben el adecuado suministro de oxígeno. Al bucear, la circulación en las extremidades, músculos del tronco, tubo digestivo, riñones y en otros tejidos es bastante reducida por medio de la vasoconstricción de los vasos que abastecen estas partes. Con la circulación disminuida en muchas partes del cuerpo, el corazón bombea principalmente sangre entre sí y los pulmones y la cabeza. Por tanto, las reservas de oxígeno de esta sangre quedan reservadas, de manera preferente, para los tejidos sensibles al oxígeno y, cuanto oxígeno se capta del aire de los pulmones, igualmente se cede principalmente a dichos tejidos. En consecuencia, se pueden mantener durante largo tiempo adecuadas tensiones de oxígeno. Cuando el animal regresa a la superficie en busca de aire se restablece la circulación en los músculos.

14.- La vida a gran altura. Hipoxia: cuando el oxígeno escasea


Los animales que viven a gran altura han debido adaptarse, por evolución, a las adversas condiciones de hipoxia en las que viven. El límite que impone su extensión a zonas de gran altura es la posibilidad de encontrar alimento y protección.

Durante la aclimatación y adaptación climática pueden quedar alteradas las necesidades críticas de oxígeno de los anima­les. Aunque los vertebrados superio­res y particularmente el hombre, son los que se han estudiado de for­ma más intensiva bajo condiciones de HIPOXIA (es decir, a grandes altitudes), también existen varias investigaciones sobre especies acuáti­cas, siendo muy diversos los trans­portes, ajustes y cambios fisiológicos que tienden a aumentar el aporte de oxígeno en ambientes en donde es escaso y, además, bajo estas condi­ciones críticas, los animales pueden disminuir sus necesidades de oxíge­no modificando su comportamiento. Como sucede en otros aspectos de la evolución, parece probable que las especies que viven durante lar­gos períodos bajo situaciones de gran altitud difieren en sus mecanis­mos adaptativos particulares.
Muchos animales terrestres experimentan muchas limitaciones, sobre todo de tipo comportamental a grandes altitudes. La vida se encuentra dispersa a través de los primeros 5.500 metros de altura. Sin embargo. algunos insectos primitivos y ciertas arañas viven permanentemente sobre los 6000 metros y, muchas aves viajan a través de estas altitudes, como algunos gansos que viajan en un vuelo sin escalas, desde el nivel del mar en la India, sobre el Himalaya hasta los lagos del Tíbet. Muchas de las modificaciones conductuales o adaptación a estas alturas se muestra en los estudios de desarrollo o descendencia. Así por ejemplo, muchas mariposas de los Alpes, sólo producen crías una vez al año si están en la altitud, pero tienen dos descendencias si están en el llano; se sabe también que numerosas especies muestran más lento desarrollo o menor número de descendientes en las montañas en comparación con la llanura. Por otro lado, los vientos pueden ser fuertes y persistentes en la altitud; los vientos rápidos perjudican el vuelo de los insectos y aves y tienden a enfriar y desecar los animales terrestres expuestos a ellos.

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Alimento y protección.
Otro factor que hay que tener en cuenta al observar los animales a grandes altitudes es que todas las es­pecies han de alimentarse y hallar la protección adecuada, pues hay po­cas dudas entre los etólogos de que la distribución de muchos animales está limitada en las alturas por la im­posibilidad de obtener presas, plan­tas o animales para sobrevivir o reproducirse satisfactoriamente. Cual­quier alpinista que esté mirando es­tas líneas, conoce bien la zonación de la vegetación; cuando la eleva­ción aumenta, los bosques caducifo­lios dan paso a densos bosques de coníferas y, estas últimas, son reemplazadas por materiales, posterior­mente por la tundra y, finalmente, en la cumbre por una escasa y esté­ril vegetación.
Fisiología pulmonar.
Con respecto al vuelo de las aves, cabe mencionar que si se exponen un gorrión y un ratón. que son dos animales de tamaño comparable, a una altitud simulada de unos 6100 metros, el ratón resulta pronto afectado y se muestra escasamente capaz de arrastrarse, mientras que el gorrión sigue tan vivaracho como al principio. Veamos que ha sucedido; las aves y lo mamíferos, incluidos los murciélagos, que son excelentes navegadores aéreos, como hemos visto en otros blogs, poseen todos ellos unas necesidades metabólicas comparables, pero los primeros poseen la capacidad de volar a grandes altitudes y, los segundos san incapaces de ello, a menos que estén bien aclimatados y protegidos por dispositivos técnicos complejos. Estas diferencias son consecuencia de la distinta fisiología entre los pulmones de aves y mamíferos, pues la sangre que abandona los pulmones de las aves está oxigenada en un 80%, mientras que la sangre pulmonar de un ratón sólo lo está en un 24%.
Altura y alimento
Como decíamos antes, muchos animales están restringidos, en mayor o menor grado, a ciertas zonas de vegetación debido al alimento básico proporcionado a la estructura física o a ambos. Las aves insectívo­ras no son comunes a grandes altu­ras, pues está su conducta en rela­ción directa con las reducidas po­blaciones de insectos que se puedan encontrar a esas altitudes. A veces, los lagos y estanques glaciales de la región alpina tienen muy pocos nu­trientes disueltos y mantienen esca­so crecimiento vegetal y, por consiguiente, tales masas de agua tienen muy limitada la fauna visitante y, mucho menos, aquella que se que­da en estos parajes inhóspitos. ge­neralmente helados y escasos de oxígeno.
Aclimatación.
Típicamente, el recién llegado a una gran altitud se da cuenta de que se ha reducido su tolerancia al ejercicio; esta situación mejora después de varios días o semanas de aclimatación; subjetivamente, el individuo se siente mejor y no se cansa tan fácilmente con el ejercicio. Los nativos de las altas montañas que viven a 5000 metros, no parece que experimenten importante reducción en su capacidad de ejercicio en comparación con la del hombre a nivel del mar. No es extraño, por ejemplo, no es extraño que un habitante de Morococha pase muchas horas trabajando en las minas, y luego, en sus ratos libres, juegue un partido de fútbol. A menudo, los alpinistas del Himalaya han comentado el notable vigor de los guías y porteadores nativos

miércoles, 24 de febrero de 2010

13.- La navegación animal: auténticas brújulas horarias (utilizan señales geomagnéticas para orientarse).



Las aves usan marcas del terreno, señales visuales, olores, sonidos, la posición del Sol y las estrellas e incluso el campo magnético terrestre para la orientación "hacia casa" y la navegación.

Los animales que se desplazan por el aire o por el agua corren el riesgo de ser barridos por las co­rrientes y verse desplazados lejos de su lugar de residencia, aunque es notoria la capacidad de estos anima­les para navegar en terrenos desco­nocidos y masas de agua, a través de largas distancias y las habilidades navegadoras de los animales, han estado rodeadas de un aura de mis­terio debido a nuestro limitado co­nocimiento de las señales que usan para orientarse. Las especies nave­gantes y las que tienen costumbre de volver al habitáculo utilizan dis­tintos sistemas sensoriales.

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Muchos animales son auténticas brújulas horarias, ya que, algunas aves navegan sobre vastas extensio­nes de océano carentes de señales terrestres. El mecanismo, poco co­nocido para la orientación con com­pensación de tiempo respecto a marcadores celestes, generalmente se denomina brújula horaria y con el fin de compensar la rotación de la Tierra respecto a las referencias terrestres, las aves, abejas y otros navegantes celestes utilizan "relojes internos". Si un ave o una abeja son colocados en una pauta día-noche con el alba y el crepúsculo cambia­dos en varias horas, introducirán el horario incorrecto en su brújula ho­raria interna y se orientarán, con una desviación de la brújula equiva­lente a la desviación artificial de fa­se en el ciclo día-noche. Evidente­mente, las señales utilizadas como guía hay que buscarlas en las mar­cas visuales y también, en la orien­tación y navegación basada en el Sol y en las estrellas. No resulta tan clara la posibilidad de utilizar el campo magnético y electromagnéti­co terrestre para estos fines de orientación, comprobándose que las aves tienden a desplazarse al azar o en espiral hasta alcanzar la línea de costa una vez allí ponen rumbo di­recto hacia sus lugares de nidifica­ción. Por su parte, se ha demostra­do que alterando el campo magnéti­co en las proximidades de palomas y gaviotas, con pequeños imanes, puede desorientarse a las aves si son liberadas lejos del lugar en días nublados. Se supone que la detección del campo magnético terrestre, con sus líneas de furza magnética dispuestas de norte a sur, proporciona a determinadas aves una especie de brújula de orientación, utilizando sólo de sustituto cuando falta la luz solar.
¿Puede un animal detectar direc­tamente el campo magnético?. Esta pregunta no puede ser respondida con certeza en estos momentos. Sin embargo, se ha encontrado magnetita (un material magnético de origen biológico), en una pequeña estructura de color negro situada entre el encéfalo y el cráneo de las palomas, al igual que las ballenas pelágicas. Cualquier alteración del campo magnético, puede ser de importancia capital para muchas especies pues se ha comprobado que los embarrancamientos catastróficos de estas ballenas en aguas costeras desconocidas, están relacionados con los períodos de perturbaciones geomagnéticas en las áreas en las que nada extraviadas.

martes, 23 de febrero de 2010

12.- Descargas bioeléctricas producidas por peces: Les sirven para evitar objetos y a otros animales



Charles Darwin en su obra “On the origin ofspecies” escribió que los órganos eléctricos de los peces ofrecen otro tipo de dificultad especial, unsiglo después, Lissman demostró la utilidad de los bajos voltajes en algunas especies de peces que dependen de descargas pulsantes para su orientación.

El dilema de Darwin en este caso era explicar la evolución por selección natural, de estructuras, únicas y especializadas como los potentes órganos eléctri­cos, cuando aparentemente no exis­tía una función concebible para ellas en las especies ancestrales, que carecían de la capacidad de producir descargas eléctricas parali­zantes, Un siglo después, Lissman demostró la utilidad de los bajos voltajes en algunas especies de pe­ces que dependen de descargas pulsantes regulares para su orienta­ción: estos peces son capaces de detectar cambios en sus campos eléctricos y, de esta forma, evitar objetos o reaccionar frente a otros animales,
Morfológicamente, los órganos eléctricos están compuestos de uni­dades conocidas como “electropla­cas” o “electrocitos”, Los electroci­tos típicos son unidades delgadas, placas en forma de disco, dispues­tas ordenadamente, que presentan sobre una superficie (relativamente lisa) una capa nerviosa especializa­da y, en la otra, una capa nutritiva papiliforme; las superficies iguales están todas orientadas en la misma dirección, siendo su disposición y número muy variable.En la raya gigante torpedo noviliana son horizontales, apiladas des­de la superficie ventral hasta la dor­sal en columnas que asemejan montones de monedas; existen más de mil “monedas” en una columna y, aproximadamente, unas dos mil columnas (unos dos millones de “monedas).

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En la anguila eléctrica electrop­horus electricus, los electrocitos están dispuestos en vertical, en columnas longitudi­nales paralelas a la médula espinal. Este animal posee de 6.000 a 10.000 unida­des en cada columna con unas 60 columnas por cada lado del cuerpo y, aproximadamente, un 40 % del volumen total de la anguila está dedicado a este tejido especial que, constituye el más po­tente de los generadores bioeléctri­cos conocidos, presentando una capacidad de descarga algo superior a los 500 voltios. En definitiva, la im­portancia de la disposición de las electroplacas, radica en que, su co­nexión en serie suma la potencia de las unidades para aumentar el volta­je y la disposición de las columnas en paralelo aumenta el amperaje.
Los órganos eléctricos son sólo unas máquinas fisiológicas que re­sultan útiles cuando responden de forma apropiada para hacer frente a las exigencias de un ambiente complejo, como medio de aturdi­miento de presas, o de disuasión de depredadores, Estos órganos ac­túan en respuesta a la información proporcionada por los receptores visuales y táctiles, como sistema detector de objetos en el ambiente y para la orientación en hábitats oscuros, también en aguas turbias donde la visión sirve de bien poco, se precisa de un conjunto de elec­trorreceptores especializados, En cualquier caso, la información sen­sorial debe ser recibida y coordinada en los centros computa­dores del cerebro, proporcionando éstos, los impulsos motores apropiados para los órganos eléctricos.
En la anguila eléctrica, los órganos eléctricos se extienden a lo largo de sus flancos, produciendo descargas en un intervalo de aproximadamente 3.0 milisegundos. Este período es sólo ligeramente mayor que el tiempo de descarga de una electroplaca aislada, Claramen­te existe algún sistema, muy preci­so, para sincronizar las descargas de varios millares de electroplacas. Otro problema viene ilustrado por los peces eléctricos que, producen corrientes continuas de pulsos eléc­tricos con una finalidad de orienta­ción y, de detección de objetos en su ambiente.
Los órganos eléctricos están con­trolados por pequeños grupos de neuronas (núcleos) situadas en la médula y regiones vecinas de la médula espinal y las neuronas del sistema de control están interco­nectadas. Esta importante característica, asegura la autoactivación y la descarga sincrónica de todas las neuronas del núcleo y, millones de electrocitos localizados a distancias variables del centro de control, pueden activarse de forma simultánea, produciendo una formidable descarga eléctrica en un periodo de tiempo extraordinariamente corto.

11.- Migraciones y viajes en el reino animal. En busca de nuevos recursos alimenticios





Los viajes estacionales de largo recorrido son muy .frecuentes en el reino animal. Normalmente, la ida tiene lugar en una determinada estación fría para la alimentación y, la vuelta, ocurre en otra estaciónmás agradable para la crianza.

Las migraciones constituyen un rit­mo que responde al fotoperíodo, a la temperatura, y a la disponibilidad de alimentos. Para considerar que un animal o un grupo de animales per­tenecen a una especie migratoria, debe presentarse un requisito esen­cial: Los animales marchan y vuelven de nuevo a la misma zona como los vencejo, por ejemplo, pero las lan­gostas del desierto en su fase grega­ria, formando nubes, jamás retornan y, por lo tanto, no entrarían dentro de la categoría de animal migrador.
¿Para qué esta pérdida de energías en tan largos viajes de ida y vuelta? ¿Para qué todas estas incomodidades y dificultades? ¿Para qué este peligro constante de extravíos y ataques de depredadores' La respuesta a todas estas preguntas es difícil de contestar pero, probablemente, la tenden­cia de los animales migradores es la de buscar nuevos recursos alimenti­cios en zonas templadas y, por lo tanto, más fáciles de encontrar.

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Conducta heredada.
Por un lado, ni la tendencia a migrar, ni el sentido de la orientación son caracteres aprendidos, el apren­dizaje se ha limitado a pulir y preci­sar la tendencia, pero el fundamento y plan de la conducta de orientación y migración han sido heredados, están genéticamente organizados y han sido transmitidos. Normalmente, la migración es un movimiento de masas y son raros los animales que migran en solitario. Se ha discutido también mucho el significado de las famosas formaciones en V bidimen­sionales, capitaneadas por un líder persistente. Es innegable su valor ae­rodinámico, pero posiblemente, se trate de una forma óptima de comu­nicación de la orientación entre los individuos de un grupo, pues una mayor dificultad de orientación (co­mo pueden ser las malas condicio­nes de visibilidad), suelen acompa­ñarse de una tendencia a cambiar más a menudo de líderes.

Capacidad de orientación.
Una de las características más sor­prendentes de los migradores, es la gran precisión de orientación; por ejemplo, la tortuga verde del Brasil sabe encontrar sin dificultad la pequeña y aislada Isla de Ascensión, a 2.000 kilómetros. de distancia y en medio del Atlántico; entre las aves, la go­londrina, por ejemplo, vuela más de 3.500 kilómetros.; entre los peces, la anguila se reproduce en el mar de los Sarga­zos, para luego remontar los ríos donde nació. En las regiones euro­peas, exactamente al contrario que los salmones y, entre los insectos, cabe destacar ciertas mariposas del Canadá, que viajan hasta San Luis del Potosí (México) a 3.463 kilómetros. de distancia.

Varias teorías
¿Cómo se explica esta precisión?. Hay gran cantidad de teorías, y, se ha hablado de señales barométricas, magnéticas, acústicas, de luz polarizada, de luz ultravioleta. Para todos hay ejemplos, pruebas y confirma­ciones, pero ninguna es universal, pues se han encontrado brújulas magnéticas, por ejemplo, en todo ti­po de animales, incluido el hombre En otros casos, muchos animales es­tán dotados de mecanismos que, les permiten hacer uso de ciertas señales celestes y terrestres para una ver­dadera navegación, con todo lo que supone dicho término, hablándose entonces de sextantes biológicos y de cronómetros vivientes. Actual­mente, cronobiólogos y etólogos, es­pecialistas en el campo de navega­ción animal, tienden a pensar que los animales utilizan un poco de to­do según la fase del viaje y las con­diciones del mismo.

Los insectos también viajan.
Con respecto a los viajes que rea­lizan los animales y, a la pregunta clásica de si los insectos son capaces de atravesar océanos en sus migra­ciones, hay que responder que sí, desde las mariposas de la col que cruzan el mar del norte a millones, hasta las travesías por el mar desde España a Irlanda por parte de las li­bélulas, y no digamos los vuelos de mariquitas pintadas que van de Aus­tralia a Nueva Zelanda a más de 1.500 km. de distancia. Se cuentan también muchos casos de viajes sin retorno, como los de las ratas y conejos de Noruega, o como la epopeya de los lemmings que, en períodos de 10 a 15 años, se reúnen en grandes grupos y viajan incansablemente hasta llegar al mar. Casi todos mueren por el camino devorados por sus predadores y. se han formulado hipótesis de que es­tos incomprensibles viajes se deben a su nostalgia respecto a su antigua patria situada en el 0céano Atlántico, la legendaria Atlántida.

10.- Hibernación: sueño de vida y de muerte



Hoy nos dedicaremos a observar el sueño invernal o estival de los animales, y veremos el aprovechamiento que el hombre ha sacado de su estudio para su propio beneficio y avanza hacia la crionización



Hagamos girar hacia atrás las manecillas del reloj hasta la época en que los reptiles dominaban la Tierra y, antes por lo tanto, de que las aves y los mamíferos apareciesen en esce­na, todas las formas de vida animal que existían por aquel entonces eran, como vulgarmente se dice, de sangre fría, Esto significa que su temperatura corporal era variable: aumentaba con el calor del día y descendía con el frío de la noche (como los actuales). Como conse­cuencia, al caer la noche sus movi­mientos se volvían más torpes y ex­perimentaban un período de inmovi­lidad durante esta fase del período de veinticuatro horas. Pero para que un grupo de animales pudiera desa­fiar la supremacía de los reptiles, era preciso que se quebrara esta pauta térmica, Los mamíferos y las aves lo hicieron, pues los primeros mamíferos eran todos pequeñas y escurridizas criaturas nocturnas, y su secreto era que habían conseguido mantener una temperatura corporal constante y relativamente elevada, siendo este motivo el que les impedía caer por la noche en el torpor de los reptiles. Los mamíferos diurnos han evolucio­nado más recientemente, rellenando los vacíos que dejaron los reptiles gigantes cuando desaparecieron mis­teriosamente de escena.

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Animación suspendida
Para algunos mamíferos, el sueño corriente no es suficiente y son ca­paces de evitar situaciones ambienta­les tensas de varias formas, pues pueden emigrar del medio ambiente 1I adverso (es decir, marcharse del lu­gar) como las lechuzas, caribús y pa­tos; pueden adaptarse al medio am­biente adverso y continuar así su existencia activa como es el caso de la liebre, la musaraña y la zorra, o bien pueden entrar en un período de sueño profundo disminuyendo tanto su temperatura como su meta­bolismo. Esto es hibernación.
Los habitantes de las regiones frías, donde escasea el alimento du­rante los rigurosos inviernos, necesi­tan un proceso inmovilizador toda­vía más profundo, para inhibir una actividad que, fácilmente, podría ser fatal para ellos; la hibernación les proporciona ese factor inmovilizador, donde los procesos metabólicos se enlentecen hasta un punto en que el animal queda virtualmente en un estado de animación suspendida. Volveremos a este término cuando el hombre intenta ver más allá de su tiempo. Por su parte, el término hi­Ibernación es utilizado vagamente para designar cualquier estado de letargo, Así, se dice que los peces en estado inactivo de ríos, lagos o char­cas congeladas hibernan, al igual que ranas, insectos, serpientes, tortugas, etcétera, Hablando con propie­dad, el término hibernación sólo es utilizable para animales de sangre caliente: mamíferos y aves.
Teniendo presente que ya hemos hablado de los animales. de sangre fría (poiquilotermos) y de sangre ca­liente (homeotermos), el hibernador representa a otro grupo que llamare­mos heterotermos (en el período de actividad, se comporta como un ani­mal de sangre caliente y, durante la hibernación, como uno de sangre fria), y los mejores representantes los tenemos en las ardillas de tierra y en las marmotas, El animal hiber­nante, a medida que desciende su temperatura corporal, que está rela­cionada con el descenso de la tem­peratura ambiental, pasa por varias etapas: un estado de vigilia con el animal activo a 37 grados centígrados, una temperatura de transición e hibernación superficial hasta los 22 grados centígrados, siguiéndole una somnolencia hasta los 8 grados centígrados, y un sueño de invierno o hibernación con valores que pueden llegar muy cerca de los O grados centígrados; esta disminución térmi­ca implica que el gasto de energía puede disminuir hasta en 70 veces su valor, si éste permaneciese des­pierto y activo. Los mamíferos más grandes, como los osos, no pueden llegar a estos extremos, pero son ca­paces de reducir su ritmo metabóli­co en un 50 %. Este ejemplo del oso, que es el típico ejemplo característico para ilustrar, hasta en los dibujos animados al hibernador, no lo es y ni por casualidad se acerca a serlo, pues sólo disminuye su tem­peratura 4 grados centígrados (desde 38 grados centígrados hasta 34 gra­dos centígrados) y jamás se aproxi­ma a la temperatura ambiente, como sí ocurre a las ardillas en invierno. Las hembras de oso, además, dan a luz cachorros durante la época in­vernal, éstas maman de la madre y el calor de ésta las mantiene calien­tes hasta salir de la cueva en prima­vera.
Los animales que hibernan (hamsters, ardillas, muchos ratones, li­rones, marmotas, erizos, murciélagos, etc.) almacenan gran cantidad de grasa corporal durante los meses que preceden a la hibernación, utili­zándola durante el período tenso e interrumpiéndose la hibernación periódicamente para evacuar orina y heces e ingerir nuevos alimentos que tienen almacenados. Por otro la do, el animal en estivación se le ha prestado menos atención, pues es difícil de detectar, ya que la tempe­ratura corpora1 de estos animales ciertamente se aproxima a la ambiental, pero ésta en verano es muy alta y por ello la temperatura del animal estivante puede estar sólo ligeramente por debajo de los valo­res del individuo que no estiva.

El problema en el ser humano, visto el proceso de la hibernación natural, radica en que las células del animal hibernante no sufren modifi­cación a partir de los 23 grados cen­tígrados hacia abajo y en los no hi­bernantes se presenta a partir de es­ta temperatura una profunda modifi­cación en las membranas de sus cé­lulas. Es decir, que en los mamíferos no hibernantes, por debajo de los 23 grados centígrados sus células se hielan y en los hibernantes no.

Antabalone
Durante mucho tiempo, los científicos han tratado de demostrar la existencia de una hormona o de cualquier otra sustancia que fuera responsable del estado letárgico; esta hormona no ha sido descubierta aún, pero ya se han descubierto in­ductores potenciales extraídos del cerebro de diferentes animales, una sustancia que se ha denominado an­tabalone, contracción de antimeta­bolic hormone, cuya inyección pro­voca, en las ratas de laboratorio, una disminución de la temperatura corporal de 5-6 grados centígrados. Esta sustancia, teóricamente, inhibe los centros del cerebro implicados en el control de la termogénesis, lo cual entraña una disminución del metabolismo y de la temperatura corpo­ral; esto puede ser, sin duda, una primera etapa hacia la hibernación artificial real. Es probable que esta antabalone sea semejante a otra sustancia llamada inductora, cuyos estu­dios parecen demostrar que, en los mamíferos hibernantes, esta sustan­cia desencadena el conjunto de reac­ciones que llevan a la hibernación, siendo esta sustancia aislada de la sangre de la ardilla de trece líneas y de la marmota.

Viajes a través del tiempo
Este factor hipotético podrá ser completamente aislado y modificado y, por lo tanto, podría pensarse en la posibilidad de provocar la hiberna­ción en otros mamíferos e incluso en el hombre. Se podrían entonces rea­lizar determinadas operaciones qui­rúrgicas como la extirpación de tu­mores cerebrales, hoy por hoy im­pensables en muchos casos. Más aún, los sueños de suspensión mo­mentánea de la vida o de viajes a través del tiempo siempre han cauti­vado la imaginación de algunos científicos; para ellos, la hibernación podría aparecer como medio para hacerlos realidad.
Los investigadores piensan que, mediante la crionización o también llamada criocongelación o hiberna­ción artificial podrán, dentro de algunos siglos, reproducir las células y hacer nuevos cuerpos, y la cabeza se podrá trasplantar por completo a un cuerpo ideal. Las soluciones in­yectadas a los cuerpos humanos hi­bernados no deben producir modifi­caciones fisiológicas notorias. Psico­lógicamente hablando, la mayoría de las personas que desean ser crioni­zadas no creen en la vida después de la muerte y, hoy mismo, forman sociedades de criocongelación. Las técnicas actuales, muy sofisticadas, permiten la crionización de todo el cuerpo (hibernación total) o de sólo la cabeza (neurosuspensión), pues el resto del cuerpo se podrá, en su día, reconstruir gracias a la clonación de las células.
Hoy en día, ya hay varias personas que han dado el paso pero, de lograrse, muy probablemente las relaciones humanas serán muy difíciles y, aunque los desperfectos de la hi­bernación puedan repararse, los psicólogos no; ¿eran felices? ¿serán feli­ces? Lo que sí es cierto es que hoy en día por el precio de un paquete de cigarrillos (pongamos unas 3 € al día), se tiene la operación pagada (con un coste de cerca de 500.000 dólares USA) y la crioniza­ción asegurada a 190 grados centí­grados bajo cero.