La bioluminiscencia,
es el modo de vida de muchas especies, que se comunican por la luz, tras
contemplarlo, empieza el auténtico espectáculo en la naturaleza.
Centrémonos hoy, por un instante en
cualquier noche, por ejemplo, en Malasia el sol ya se ha puesto hace un rato,
los árboles que están a las orillas de muchos ríos, se llenan de vida. Esta
vida compuesta por muchas especies, se comunican por la luz, observando
pequeños centelleos y, tras la puesta del sol, empieza el auténtico espectáculo.
Se puede ver las luces que emiten estos pequeños individuos, son las
luciérnagas. Decenas de miles de estos insectos de menos de medio centímetro de
tamaño, encienden y apagan una especie de linterna, que está en el extremo de
su abdomen. Los machos sobrevuelan sobre las hembras que son menos luminosas y,
contestan a los mensajes mandados por los machos en vuelo, todos en perfecta
sintonía, hacen que las orillas de estos ríos se enciendan y apaguen, a lo
largo de kilómetros de río, similar a nuestros árboles navideños, pero a lo
grande. Estas luces son tan importantes a lo largo del río, que los pescadores
las utilizan como balizas para regresar a sus ríos, un espectáculo.
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Los animales son capaces de producir
esa luz, es la bioluminiscencia, que se define como la producción de luz por
los organismos vivos. Juegan con un valor muy importante, las secreciones de
estos organismos, estas secreciones son, en primer lugar, una proteína la
luciferina, y un enzima que es la luciferasa que, en presencia de oxígeno, se
oxida la luciferina, dando como resultado cuantos de luz, es decir, se excitan
los electrones que pasan a un nivel energético superior. Es una luz fría,
biológica para la comunicación intraespecífica de las especies animales.
Nosotros, como seres humanos, no podemos producir luz. La luz es un mecanismo
fisiológico, muy bien estudiado. El hombre no posee estas sustancias y por lo
tanto no puede producir luz.
Muchos animales que son capaces de
producir luz, están en las grandes profundidades. Los peces abisales que viven
a gran profundidad, por lo tanto, en ausencia completa de luz, viven para y por
la luz. Un ejemplo característico es el pez sapo, este animal prácticamente es
todo boca, con una especie de pinganillo, que es una prolongación de su aleta,
en cuyo extremo final, se enciende un farolito de luz. Las presas son atraídas
por ese pequeño punto de luz, cuando las presas están cerca, el pez sapo va
retrayendo el farolillo, entrando la presa en su gran boca y es devorado por
este pez. En otras ocasiones, como es el caso del gusano de escamas, cuando es
atacado por un depredador, la paste seccionada la deja fuertemente iluminada,
mientras que la parte delantera, que es la vital, la más vulnerable, puede
escapar.
Esta luz, no sólo se utiliza para la
caza, también es aplicada para la reproducción, como ya se ha indicado en el
caso de las luciérnagas. En este caso, las hembras emiten una especie de código
morse y, el macho se dirige hacia la hembra para la cópula. Si con una linterna
imitamos el código emitido por la hembra, sobre la palma de la mano, el macho
acudirá a nuestro dedo, engañado por la luz de la linterna. Otro ejemplo, es la
lombriz de fuego, que presenta un comportamiento fantástico. Las hembras viven
en aguas superficiales y, cuando la luna está baja, las hembras, se colocan en
círculos de varios animales y, empiezan a girar dando vueltas, encienden sus
cuerpos, apareciendo aros luminosos. Los machos, viven en aguas mucho más
profundas, ven estas luces y se dirigen a los centros de estos círculos y, en
el momento de atravesarlos, fecundan los huevos que, las hembras, han colocado
en el centro de estos aros luminosos. Seguirán con este comportamiento hasta
que, la luna está lo suficientemente alta, como para que los machos sean
deslumbrados y ya no ven a las hembras. La anchoa luminosa, se agrupa en
grandes bancos, produciendo una luz azul que se va moviendo por toda la
superficie del mar, apareciendo luces fantasmagóricas que mencionan muchos
pescadores de esas zonas.
El hombre ha utilizado los conocimientos sobre la bioluminiscencia, para
su propio beneficio, por ejemplo, durante la segunda guerra mundial, los
soldados japoneses y, para evitar tener que llevar linternas, llevaban en los
bolsillos una especie de polvo de un crustáceo triturado que, al humedecerlo
con agua, producen destellos de luz bastante grandes, quedando la mano
iluminada como si fuera una bola de fuego, utilizando este proceso para poder
leer mapas.
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