Fueron
recompensados con el Premio Nobel del año 1929 de Fisiología y Medina, por sus
trabajos con el agente causante
del beriberi, enfermedad epidémica muy extendida por todo el sur de Asia. Por su parte Frederick
Gowland Hopkins fue también, galardonado con el Premio Nobel por sus aportaciones al conocimiento de las
vitaminas, cuyo examen químico inició en 1906.
Christiaan Eijkman, 1858-1930, fue el séptimo hijo de Johanna
Alida piscina y Christiaan Eijkman, en la pequeña ciudad de Gelderland Nijkerk,
situado en la frontera norte de la región Veluwe fue
profesor de la Universidad de de Utrecht en medicina legal e
higiene. En 1875, después de tomar sus exámenes
preliminares, Eijkman se convirtió en un estudiante de la Escuela Militar de
Medicina de la Universidad de Amsterdam, donde fue entrenado como oficial
médico del Ejército médico militar en las Indias Occidentales y
director del Instituto de Patología de Batavia, y fue un incansable
investigador para encontrar el agente causante del beriberi, enfermedad
epidémica muy extendida por todo el sur de Asia.
Al final de sus trabajos, llegó
a la conclusión de que no era una enfermedad infecciosa, sino que se originaba
por una deficiencia en la dieta del arroza blanco. Otro investigador, Frederick Gowland Hopkins
estudio esta enfermedad al empezar el Siglo XX, indicando que era la
deficiencia en la vitamina B1 la causante del beriberi. Por
sus investigaciones en el campo de las vitaminas, le concedieron el premio
Nobel de Fisiología y Medicina en 1929, premio que compartió con Frederick
Hopkins.
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Frederick Gowland Hopkins,
1861-1947, obteniendo el grado de medicina en el Guy’s Hospital con la finalidad de dedicarse
a la enseñanza y a la investigación. Textualmente
dice de el Wikipedia (la enciclopedia libre), que su
principal contribución investigadora radica en el conocimiento de las
sustancias elementales, aquellas que el organismo necesita adquirir de la dieta
y que su falta condiciona las distintas enfermedades. Entre sus trabajos
destacados se pueden mencionar los
nuevos métodos para cuantificar el ácido úrico, el análisis del triptófano y el
aislamiento del glutatión. La labor desarrollada por Hopkins supuso la
instauración definitiva de la investigación bioquímica en Inglaterra.
En
1894, cuando tenía 32 años, se graduó en medicina y enseñó durante cuatro años
fisiología y toxicología del Hospital de Guy. En 1898, cuando asistía a una
reunión de la Sociedad Fisiológica de Cambridge, fue invitado por Sir Michael
Foster trasladarse a Cambridge para desarrollar allí los aspectos químicos de
la fisiología. Una de sus destacadas contribuciones a la ciencia fue el
descubrimiento de un método para aislar triptófano y para la identificación de
su estructura. Fue galardonado con la Medalla Real de la Royal Society de Londres
en 1918, y la Medalla Copley en 1926.
Desde 1930 hasta 1935 fue presidente de
la Royal Society. Durante este período, ejerció una gran influencia sobre sus
contemporáneos. En
1929 compartió el Premio Nobel con Christiaan Eijkman por sus aportaciones al
conocimiento de las vitaminas, cuyo examen químico inició en 1906. El trabajo por el que Hopkins siempre será más ampliamente recordado fue
su reconocimiento de la necesidad de una nutrición adecuada de ciertas
sustancias entonces desconocidos, presentes sólo en pequeñas cantidades en los
alimentos naturales frescos
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