La conformación del Parque Nacional Timanfaya como lo conocemos actualmente, se explica por las erupciones ocurridas entre 1730 y 1736 que cubrieron de cenizas y material volcánico toda la isla. Tierra, mar y fuego se confunden en un mismo y próximo punto de encuentro, Timanfaya.
En el parque Nacional está inalterado por el paso del tiempo y la mano del hombre, es el más claro exponente del origen volcánico de la isla de Lanzarote y, sus colores rojos, ocres y negros, configuran un paisaje lunar que no deja indiferente a nadie. Presenta uno de los entornos naturales más singulares de cuantos pueden ser visitados en España.
Desde 1974 ha sido parque nacional, y es un lugar no sólo para los turistas, sino también para científicos que lo visitan con frecuencia. Adicionalmente, a la declaración de Parque Nacional, la UNESCO nombró a Timanfaya una reserva de la biosfera, y es una zona especial para la protección de aves.
Este lugar es una zona volcánica con más de 25 volcanes repartidos en un área de unos 50 kilómetros, algunos aun activos, logrando una superficie muy caliente que llega a unos 100 o 120°C, o 300°C en una profundidad de 13 metros. De este lugar dicen que no es una tierra muerta, sino recién nacida. Aunque aparentemente desolados, estos abruptos paisajes han sido colonizados, principalmente, por el mundo vegetal, donde predominan las tonalidades negras y rojizas de lapillis y arenas y las obscuras de las lavas basálticas, sin olvidar su riqueza biológica y el gran número de endemismos vegetales y animales.
En el interior del Parque Nacional de Timanfaya se pueden observar una gran variedad de fenómenos geológicos relacionados con su naturaleza volcánica así como una gran diversidad biológica que alcanza a 180 especies de vegetales distintos. En total ocupa una extensión de 51,07 km² del suroeste de la isla, siendo el parque de origen volcánico, los volcanes de Timanfaya.
Fotografía perteneciente al contenedor de imagenes de Google. Código: pn_timanfaya_lanzarote_t351.jpg_1306973099.jpg |
Las últimas erupciones se produjeron recientemente, entre los años 1730, 1736 y 1824. Timanfaya es una de las mejores muestras de hábitat volcánico apenas colonizado por la vegetación, habitado por especies que viven a expensas de la materia orgánica transportada por el viento.
Cuenta con más de 25 volcanes, siendo algunos emblemáticos, tales como la Montaña de Fuego, Montaña Rajada o la Caldera del Corazoncillo, por ejemplo, en la Montaña de Fuego, da la impresión de estar en un planeta deshabitado. Aquí las grietas del volcán, todavía incandescente, están abiertas, y a solo unos centímetros del suelo encontramos una temperatura superior a los 400ºC. Si se derrama un cubo de agua, al instante la tierra escupe un geiser de vapor de agua con una violencia tremenda y, si acercamos un palo con unas ramas, estas arderán al instante.
Con respecto a la vegetación, sólo destacan los cultivos de higuera, hábitat idóneo de diversas especies de avifauna del Parque, como son las tórtolas y la perdiz moruna. El número de vertebrados terrestres que habitan en el Parque es escaso debido a las malas condiciones de Timanfaya, estando presente el lagarto de Harí y el pernquén rugoso, que se alimentan de insectos y algunas plantas. El conejo, introducido por los españoles en la conquista de las islas, es el animal más dañino al ecosistema de Timanfaya. En cuanto a las aves se puede ver el cuervo el cernícalo común y el alimoche.
La presencia humana ha sido prácticamente nula, siendo un auténtico laboratorio de investigación para procesos de colonización biológica. Hoy en día, los científicos estudian las diversas fallas en la corteza de la isla y las cámaras de magma muy cercanas a la superficie, estas no revisten ningún riesgo para los habitantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.